Nuestra voz

Valle de Sula, Honduras “Solo el pueblo salva al pueblo”

El pasado 30 de octubre Centro de Estudios Atmosféricos, Oceanográficos y Sísmicos (CENAOS) advirtió sobre una onda tropical la cual ingresaría a Centro América, este rápidamente se convirtió en huracán de categoría cuatro. Mientras en algunos países centroamericanos advertían del impacto en su territorio, el gobierno de Honduras promovía la actividad turística para disfrutar con “responsabilidad” del Feriado Morazánico[1] para reactivar la economía en el país.

La responsabilidad gubernamental en la tragedia

El gobierno encabezado por Juan Orlando Hernández es el principal responsable que el paso de ETA por Honduras se haya convertido en luto y dolor para el resto de las y los hondureños. A pesar de que el número de contagios por COVID-19 aumenta cada día, que no hay atención eficiente en salud pública, de no contar con el suficiente número de hospitales ni triajes y que tampoco se cuentan con los implementos necesarios para combatir ni atender esta enfermedad, el gobierno junto a la Mesa Intersectorial[2]

 

El Gobierno impuso la idea de que a raíz de que ETA entraría como Depresión Tropical a Honduras el daño sería en menor medida, la tormenta avanzó lento (6km/h), esto significó más lluvia para zonas vulnerables y mayor tiempo de presencia del fenómeno en el país. Fue precisamente a la presión de los empresarios que nuevamente se cambió el feriado de la semana morazánica, cancelándola para cuando “pasaran” las lluvias, pues las personas no se estaban movilizando.

Ante la tragedia humana que se vive de nuevo en Honduras, señalamos como responsable principal la gestión de JOH la cual remarcamos como una negligencia hacia la vida de las y los afectados. Este no es solo un fenómeno natural, es también una consecuencia capitalista que destruye el medio ambiente, erosiona la tierra y obliga a las personas a vivir en lugares vulnerables y de mucho riesgo para su vida, puesto que no se cuenta con un plan de vivienda al alcance de los y las trabajadoras.   

La solidaridad desde abajo

Ante la ausencia del gobierno fue el propio pueblo el que se puso al frente de la evacuación de los damnificados producto de las inundaciones por el desborde de los ríos y las lluvias. Las imágenes de las personas en el techo de sus casas, personas corriendo para salvarse de la inundación, animales flotando, personas que han perdido absolutamente todo lo que han construido a punta de esfuerzo son devastadoras y llenas de rabia y dolor, pues por la desidia del gobierno no se previno la tragedia.

Muchas personas han dispuesto sus casas para refugiar a los afectados pues los albergues se encuentran llenos, han recolectado víveres, ropa, mascarillas, gel, entre otras cosas para colaborar con sus hermanos y hermanas hondureñas, esto se ha hecho a pesar de la crisis que también ha significado el COVID en el país y que el número de desempleados producto de la pandemia ha crecido.

A la par de esta solidaridad también ha crecido la indignación popular y la rabia contra el gobierno y sus ministros pues no han servido para la prevención ni se han puesto al frente ni a la altura de lo que ha significado el efecto de ETA en todo el norte del país. Los alcaldes de los municipios afectados no llegan aun a los albergues ni a los barrios y colonias más afectados, no han brindado ayudas, solo realizan conferencias de prensa se toman la foto y se van. Esto ha significado un mayor rechazo y un hastío de la población, ya que lo que han hecho es poner multas a conductores que evacuaban gente y confiscar las lanchas particulares que llegaban a los sitios afectados para sacar a las personas de los techos de sus casas, así como confiscar las ayudas pues deben pasar un protocolo y filtro para poder donar y esto debe ser a través de los organismos de gobierno, por lo cual las personas llevan la ayuda directa hacia los albergues, las aceras y bajo los puentes donde se encuentran los afectados.

Organizar la rabia en lucha popular

Las perdidas con el paso del huracán no han sido solo materiales, con la destrucción de viviendas, carros, puentes o carreteras y humanas con casi 100 muertos, también ha significado la perdida de cualquier respeto por las autoridades y la confianza, porque ha sido un descaro total con el que han actuado, demostrando que lo que les interesa es el dinero, robar y no la vida nuestra.

Por ello es necesario que continuemos con la organización en los barrios, colonias y los centros de estudio, así como en los lugares de trabajo y que no solo sea para distribuir las ayudas puesto que una vez que nos levantemos y recuperemos de esta tragedia nos queda la más grande que es el narco gobierno de Juan Orlando Hernández, que se ha impuesto mediante la fuerza de la bota militar y policial. El asistencialismo compra votos no tiene cabida, debemos hacernos un solo puño fuerte, por una alternativa desde debajo de las y los trabajadores.

[1] La semana Morazánica es un feriado en el cual se agruparon tres feriados nacionales para promover una “segunda semana santa o de turismo interno”, los empleados públicos disponen de una semana completa mientras el resto de los trabajadores de dos días y medio. Este año se ha pospuesto por el COVID-19 y por presión de los empresarios se reprogramó para principios de noviembre

 [2] La Mesa Intersectorial está integrada por empresarios, ministros del gobierno, personal del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (SINAGER) y la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO), sin que los trabajadores tengan representación en la discusión de las decisiones que se toman.decidieron promover una semana de turismo interno, moviendo incluso la fecha de octubre a la primer semana de noviembre y con ello darle un respiro económico a las empresas, sobre todo del rubro turístico. Fue por ello por lo que no hubo seguimiento en el desarrollo del fenómeno ni mucho menos las advertencias fueron a tiempo lo que provocó que la tragedia humana fuera más grande.

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