Temer ha sacado las Fuerzas Armadas a las calles por primera vez en Brasil desde la caída de la dictadura en 1985 para reprimir las protestas que exigen su renuncia, y que concentraron más de 100 mil personas en la capital Brasilia.
Instalado en la presidencia por una maniobra reaccionaria del Congreso brasileño para aplicar un brutal ajuste económico y acusado de defender los sobornos en los que están untandos casi todos los políticos brasileños, Temer se niega a renunciar.
Desde Honduras nos solidarizamos con los trabajadores y estudiantes brasileños que exigen a las centrales obreras la inmediata convocatoria a la huelga general para que las fuerzas armadas regresen a los cuarteles y se convoque inmediatamente a elecciones directas para elegir un nuevo presidente.