La Mochila 44 - 29 marzo 2020

La Mochila 44Engendro del capitalismo globalizado

La globalización que ha atravesado por completo la economía, cultura, sociedad y la ciencia, también nos ha mostrado en uno de sus episodios más claros para nuestra generación como lo hace con los problemas sociales.

Este coronavirus, ha puesto en cuestionamiento el dominio que tenemos sobre la naturaleza, el cual ya venía ridiculizado por el impacto que ha tenido el cambio climático y todos los fenómenos que lo rodean.

El covid-19 es un virus originado en China, y que a diferencia de otras epidemias que han iniciado en el continente asiático o africano, no pudo ser contenida y ya se ha expandido a más de 160 países.

El problema con esta pandemia es que no se conocen todas sus reacciones, puesto que al ser un nuevo virus sus consecuencias sobre la salud siguen en estudio sobre la marcha. Además, por la misma razón tampoco se tiene una vacuna ni medicamentos para combatirlo, y aun con los enormes avances que se han hecho, mapeando el 100% del genoma del virus, no se tiene una solución.

En medio de las crisis aflora por todas partes el análisis de la situación y opiniones de todo tipo “¿Qué características tienen las guerras, las revoluciones y contrarrevoluciones y las grandes crisis? Sacar a todo el mundo de sus rutinas.” Todo el mundo salió de sus rutinas, y dice cosas, pero además escucha mucho, y en su mayoría viene de la maquinaria propagandística de la burguesía de todos los países; pero nosotros, los trabajadores, los de abajo, los oprimidos, los que no generamos este problema, necesitamos sentar posiciones de clase, señalando de forma abierta y categórica las razones por las cuales nos encontramos en esta situación.

La ambición capitalista viene devastando la naturaleza desproporcionadamente desde sus inicios y con más fuerza en las últimas décadas. La primacía del capital sobre el bienestar común, y con este la naturaleza, ha hecho que se arrase con millones de hectáreas de bosque, se extraigan minerales desproporcionadamente, se utilicen los ríos como una mercancía; es decir que en general la prioridad es la ganancia y no el uso racional de los recursos. ¿Y por qué decimos que es el capitalismo? porque precisamente es el modelo económico el que no permite que se sustituya el uso de combustibles fósiles (principal causante del cambio climático) por energía limpia, es el capitalismo el que arrasa los bosques para la siembra de alimentos o la ganadería, pero permite se desperdicie al menos 1/3 de la producción alimentaria, es el modelo económico que incentiva la destrucción de los ecosistemas para favorecer la ganancia. Y es precisamente toda esa destrucción de la naturaleza que causa que el “equilibrio” se rompa y algunos organismos salgan de sus ecosistemas ya sea porque se destruyeron o por que el cambio en las condiciones climáticas hace que puedan existir y reproducirse en áreas que antes no les eran favorables, o en casos como este sin aun estar claro, puede que el comercio de especies sin regulación haya provocado que el virus ya con las condiciones para el salto a un nuevo huésped nos haya infectado.

Siempre es difícil tomar decisiones cuando el problema ya está enfrente, pero no fue el descuido de la población que hizo que el virus se expandiera. Los gobiernos han primado inicialmente la continuidad de las actividades económicas dando respuestas tardías a la epidemia, y que mejor ejemplo que los discursos de Johnson, Trump o Bolsonaro. Además, el deterioro de los sistemas de salud pública y la inversión de los Estados en ésta hace que los gobiernos sigan intentando “economizar” en aplicación de pruebas de forma masiva como método de control, mismo que ya ha funcionado en países como Corea del Sur y la propia China. Por el contrario, los ejércitos de todos los países afectados salen a las calles a “vigilar” la cuarentena.

También es importante aclarar que no somos los trabajadores y los explotados que andamos viajando por el mundo, no fuimos nosotros los que diseminamos el virus.

Honduras: una catástrofe a la vuelta de la esquina

La epidemia llego a tierras “catrachas” y aunque aún existe duda en algunos sectores de la población que no cree en un régimen que ha robado, mentido, asesinado y hasta traficado con drogas; es también un completo error e irresponsabilidad no poner atención a un problema de la magnitud del covid-19.

Pero por qué genera tanto temor esta epidemia en Honduras: “Los Sistemas de Salud en América Latina sentaron sus bases basados en copias o extensiones de otros modelos y no bajo plataformas epidemiológicas de cada país”, y Honduras ocupa el lugar 131 de 191 en el desempeño del sistema de salud según la OMS.

En nuestro país el primer hospital en la capital se funda hasta 1882, y luego bajo el dominio de las bananeras alrededor de 1933 inician con los primeros hospitales para los trabajadores en la costa norte. La huelga del 54 fue una gesta histórica que configuro de forma general el país a partir de la segunda parte del siglo XX. En 1955 se creó la secretaria de salud (Bienestar Social entonces) y en 1961 se crea el Instituto Hondureño de Seguridad Social. Con leves cambios el sistema de salud sigue operando sin mayor cambio y para reportes al 2014, la Secretaría de Salud (SESAL) cuenta con 28 hospitales (algunos ya descentralizados como parte de la estrategia privatizadora) más un instituto cardiopulmonar, 384 Unidades de Atención Primaria en Salud; la UNAH con un hospital (descentralizado), y el IHSS cuenta con dos hospitales y clínicas periféricas y 20 servicios subrogados. La Protección social se encuentra posicionada en 20 municipios de 298.

“La SESAL presta servicios al 60% de la población, el IHSS asegura al 12% y el sector privado atiende al 10%. En Honduras casi 9 de cada 10 personas no están cubiertas por ningún tipo de seguro de salud y se estima que el 18% por ciento de la población (más de 1.5 millones de hondureño) no tiene acceso a los servicios de salud.”

Junto a la limitada cobertura de salud está la disponibilidad de camas, la cual es de 6,590 a nivel nacional. 5,059 camas de la SESAL, 916 del IHSS, 40 del Hospital Militar y 575 camas en el sector privado; es decir 9.5 camas por 10,000 habitantes y una cobertura de hospitales de 0.4 por 100,000 habitantes. En medio de esta pandemia sale a la luz que además de la falta de camas porque el sistema ya está colapsado desde antes, solo se cuenta con 100 ventiladores mecánicos.

Solo el 8.5% del PIB es destinado a salud. Este presupuesto ha venido fluctuando en los últimos años con más tendencia a la baja; sin embargo, según informe elaborado por CESPAD en base a datos del Tribunal Superior de Cuentas y el Foro Social de la Deuda Externa de Honduras, el presupuesto no se ha ejecutado en su totalidad en los últimos diez años (el porcentaje de ejecución ha variado entre el 86.36% y el 95.95%). También se ha denunciado que del presupuesto de salud se hacen transferencias a otras dependencias del estado, lo que disminuye aún más los fondos y precariza el sistema.

Como parte del proceso del avance del neoliberalismo desde la década de los 90 la educación y salud se han visto amenazados por la privatización, es por eso que no es de extrañar el abandono intencionado en que se encuentra el sistema de salud, y por qué se está planteando una reforma al Seguro Social, con el cual se da puerta abierta a la privatización. Este instituto también fue desfalcado por aproximadamente 7000 millones de lempiras ($283,400,809.72) y aun no existen condenas a las cabezas de ese saqueo.

Cómo puede un país con un sistema de salud en tales condiciones atender la pandemia, mandando a los médicos a la “guerra” sin armas. Son frecuentes las denuncias de falta de mascarillas, trajes y medicamentos, pese a que el gobierno aprobó en este mes cerca de 500 millones de dólares. Pero en medio de este río revuelto ya hay denuncias por la compra 140 ventiladores mecánicos que no son los adecuados para esta situación.

Pero la realidad del país no es caótica solo por el riesgo de muerte que tiene el pueblo ante la pandemia y el desbaratado sistema de salud. Según cifras del Banco Mundial (las cuales son la referencia pese a que se reformaron los parámetros de su medición) para 2016 el 66% de la población vive en la pobreza y el 17.2% de la población vive en pobreza extrema (vive con menos de $1.90 al día) estando solo por debajo en América Latina, Haití. La clase media en el país representa apenas un 11%, una de las más pequeñas de AL (promedio regional 35%). Honduras además es uno de los países con mayor desigualdad del continente (GINI 50.5), ya que la riqueza se encuentra concentrada en muy pocas manos.

El gobierno y las instituciones piden a la población “quedarse en casa”, pero esto no es tan sencillo para la enorme población que vive del “día a día”. El 58% de los empleos son informales y solo el 38% de un total de Personas en Edad de Trabajo (PET) de 62%, tiene trabajo. Esta situación la reciente más aun la mujer, ya que solo el 45% de empleos son de mujeres.

Dando un significado sustancial, decimos que los trabajadores catalogados como asalariado formal ganan en promedio 9,300 lempiras, los trabajadores a cuenta propia agrícola ganan 4,497 lempiras, el trabajador asalariado informal 3,636 lempiras y el auto empleado agrícola 2,404. Ni las personas que viven el día a día tienen condiciones para subsistir ni los trabajadores tienen capacidad para acumular alguna reserva mínima para hacer frente a esta situación.

Por esto no es extraño que ya se estén dando protestas en algunas colonias de los sectores más empobrecidos pidiendo comida en plena cuarentena.

El país es uno de los más pobres y con PIB más bajos de América Latina y la crisis golpeará por diferentes flancos; por la crisis mundial que se augura, por la profundización de la crisis interna, y por la pérdida de empleos de compatriotas en el extranjero (Estados Unidos y España ambos golpeados fuertemente por el Covid), los cuales son más de un millón de personas y aportan un 20% del PIB con sus remesas.

Ahora la crisis se complica más por la paralización necesaria del país para evitar la propagación del virus. Muchos empresarios a regañadientes han acatado las disposiciones del gobierno, con quien están en diálogos permanentes para buscar formas de minimizar las pérdidas. Algo tenemos claro: la burguesía siempre intentará trasladar sus pérdidas a la clase trabajadora y los sectores explotados. En ese sentido ya han llevado a cabo negociaciones para la obtención de fondos, estamentos legales para deducir de vacaciones los días de cuarentena no trabajados, incluso algunas como la maquila New Holland han amenazado con la suspensión de miles de empleados.

Ante esta situación se vuelve imprescindible que los trabajadores, y todos los sectores populares nos unamos en defensa de nuestros derechos laborales, a la salud, a la vida. Reiteramos nuestra posición publicada el 16 de marzo porque la experiencia nos muestra que ante la dictadura que no se cansa de reprimir y robar, y la burguesía que no ve más que negocios y ganancia, las soluciones de las grandes mayorías solo pueden ser propuestas desde abajo, y como en pocas ocasiones pasa, hoy es de vida o muerte.

“Proletarios de todos los países, uníos”

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